El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost es el nuevo Papa León XIV
En este preciso momento, el 8 de mayo de 2025 a las 17:42 horas (CEST), la chimenea de la Capilla Sixtina emite la esperada fumata blanca, anunciando al mundo que los 133 cardenales electores reunidos en cónclave eligen al sucesor del papa Francisco, fallecido el 28 de abril. A las 18:15, el cardenal protodiácono, Luis Antonio Tagle, aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro y pronuncia las palabras que millones esperan: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!”. El elegido es Robert Francis Prevost, un cardenal estadounidense de 69 años que adopta el nombre de León XIV. La elección del nuevo Papa Robert Francis Prevost marca un hito histórico al ser el primer pontífice de Estados Unidos, y su perfil, alineado con las reformas de Francisco, promete un pontificado centrado en la unidad y la atención a los marginados, en un mundo que clama por esperanza.
Un cónclave breve y una elección que sorprende
El cónclave, que comienza el 7 de mayo, dura apenas dos días, un tiempo relativamente corto considerando las divisiones internas entre progresistas y conservadores que marcan el proceso. Tras dos fumatas negras el primer día y una tercera a mediodía de hoy, los cardenales alcanzan el consenso necesario —89 votos, dos tercios de los electores— en la quinta votación. La fumata blanca desata escenas de júbilo en la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles, bajo una lluvia ligera, celebran con cánticos y oraciones. Las campanas de la basílica resuenan, y en redes sociales, hashtags como #HabemusPapam y #LeónXIV se viralizan rápidamente, con mensajes de alegría desde América Latina hasta Asia.
La elección de Prevost sorprende a muchos analistas. Aunque su nombre se menciona entre los papables, otros candidatos como Pietro Parolin, secretario de Estado, o Péter Erdő, arzobispo de Budapest, parecen tener más apoyos visibles. Sin embargo, la homilía inaugural del cardenal decano, Giovanni Battista Re, que pide un papa que “supere la polarización” y sea un “instrumento de paz”, parece resonar con los electores. Prevost, con su trayectoria pastoral y su capacidad de diálogo, emerge como una figura capaz de unir a las facciones enfrentadas dentro de la Iglesia.
¿Quién es Robert Francis Prevost, ahora León XIV?
Robert Francis Prevost, nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, es un hombre de formación sólida y experiencia global. Miembro de la Orden de San Agustín desde 1977, tiene una licenciatura en Matemáticas por la Universidad de Villanova, un máster en Divinidad y un doctorado en Derecho Canónico. Su vida como misionero en Perú durante más de una década lo marca profundamente, conectándolo con las realidades de la pobreza y la exclusión. Es obispo de Chiclayo entre 2014 y 2023, y desde ese año asume como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la curia vaticana que lo convierte en un colaborador cercano de Francisco.
Prevost también enfrenta controversias. En Chiclayo, recibe críticas por su manejo de casos de abuso clerical, con acusaciones de lentitud en la resolución de denuncias contra dos sacerdotes. Sus defensores, sin embargo, argumentan que hereda una diócesis con problemas estructurales y que siempre prioriza a las víctimas. Su experiencia en América Latina y su origen estadounidense lo convierten en un puente entre el Norte y el Sur, una cualidad crucial para un pontificado que deberá abordar desafíos globales como la desigualdad, la crisis climática y los conflictos en Ucraina y Gaza.
Un pontificado que sigue la línea de Francisco
La elección del nuevo Papa Robert Francis Prevost como León XIV sugiere una continuidad con el legado de Francisco, quien durante sus 12 años de pontificado prioriza a los pobres, defiende el medioambiente con Laudato Si’ y abre la Iglesia a los divorciados y a las periferias. Prevost, que en el Sínodo sobre la Sinodalidad de 2023 se opone a la “clericalización de las mujeres” pero aboga por un mayor rol para los laicos, comparte la visión de una Iglesia más inclusiva y cercana a los fieles. Su elección del nombre León XIV, que evoca a León X, un papa renacentista, podría simbolizar un deseo de renovación cultural y espiritual para el siglo XXI.
En su primera aparición, León XIV ofrece una bendición en inglés y español, un gesto que refleja su conexión con las Américas, donde viven más de 500 millones de católicos. “Pido sus oraciones para guiar a la Iglesia en estos tiempos difíciles”, dice desde el balcón, vestido con una sencilla sotana blanca. Su mensaje inicial, centrado en la “misericordia y la unidad”, resuena con los fieles, que lo reciben con aplausos y gritos de “¡Viva el Papa!”.
Retos y esperanzas para León XIV
El pontificado de León XIV no estará exento de desafíos. La Iglesia sigue dividida por debates sobre las bendiciones a parejas homosexuales, el acuerdo con China y los escándalos financieros, como el caso de Sloane Avenue, que exige una reforma urgente de la curia. El creciente secularismo en Europa, el declive de vocaciones en países como España —donde solo el 17% de los jóvenes se identifica como católico practicante— y las tensiones con gobiernos progresistas, como el de Pedro Sánchez por temas como el Valle de los Caídos, serán pruebas de fuego para el nuevo papa.
A nivel global, León XIV deberá posicionarse ante conflictos como los de Ucrania y Gaza, y abordar la crisis climática, un tema que Francisco prioriza y que Prevost apoya públicamente. Su origen estadounidense podría facilitar el diálogo con potencias como Estados Unidos y China, pero también lo pondrá bajo escrutinio en un mundo polarizado donde la Iglesia es vista como un actor moral y político.
A pesar de estos retos, la elección del nuevo Papa Robert Francis Prevost trae esperanza. En X, los mensajes de apoyo se multiplican: “Un papa americano que conoce la pobreza de América Latina. Esto es lo que necesitamos”, escribe un usuario desde México. En la Plaza de San Pedro, una peregrina española resume el sentir general: “León XIV parece un pastor cercano. Que nos guíe con amor”. Con 1.400 millones de católicos esperando su liderazgo, León XIV tiene la oportunidad de ser un faro de unidad en un mundo fracturado. Que su pontificado sea un tiempo de renovación y paz para los cristianos de todo el mundo.