martes, abril 29, 2025

Ingenieros culpan a Sánchez del apagón por condenarnos a una dependencia excesiva de las renovables

Los ingenieros de Valladolid no tienen dudas sobre el culpable: Pedro Sánchez y su política antinuclear. El 28 de abril de 2025, un apagón generalizado sumió al país en el caos, dejando sin luz a millones de hogares, paralizando el transporte y colapsando ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Este blackout, el más severo en la historia reciente, es la consecuencia directa de un Gobierno que ha sacrificado la estabilidad energética en el altar de un ecologismo dogmático. Los ingenieros, que llevan años advirtiendo del riesgo, señalan que la obsesión de Sánchez por cerrar las centrales nucleares y depender de renovables intermitentes ha condenado a España a una crisis energética evitable. La arrogancia del sanchismo, que ignora la ciencia y prioriza la propaganda, ha apagado la luz del país, y los ciudadanos están pagando un precio intolerable por su ineptitud.

Un apagón anunciado por los ingenieros

El apagón comenzó a las 12:32 del 28 de abril, afectando a toda España y partes de Portugal. Semáforos apagados provocaron el caos en Madrid, trenes varados dejaron a miles atrapados en Barcelona, y comercios en Valladolid y Sevilla cerraron por falta de suministro. Usuarios en X, como @ValladolidSinLuz, denunciaron: “Esto es una vergüenza. Sánchez nos deja sin luz y sin respuestas”. La red eléctrica perdió el 60% de su potencia, un fallo “inédito” según operarios. Los ingenieros de Valladolid, a través de su colegio profesional, han sido contundentes: “Esto es algo que ya dijimos. La política antinuclear de Sánchez y la dependencia excesiva de renovables nos han llevado al colapso”.

Los ingenieros llevan desde 2018 alertando de los riesgos de desmantelar las nucleares, que aportan el 20% de la electricidad con cero emisiones. En foros técnicos, han insistido en que las renovables, aunque valiosas, no pueden garantizar la estabilidad sin fuentes firmes como la nuclear o el gas. En 2023, presentaron un informe que preveía apagones para 2025 si no se revertía el cierre de reactores, pero el Gobierno los ignoró. Hoy, mientras España sufre las consecuencias, los ingenieros de Valladolid exigen responsabilidades: “Sánchez ha jugado con la seguridad energética del país, y este es el resultado”.

La política antinuclear: una sentencia de muerte energética

La cruzada de Sánchez contra las nucleares es un disparate ideológico que ha empujado a España al borde del abismo. Desde su llegada al poder en 2018, el PSOE ha impulsado el cierre de todas las centrales nucleares para 2035, imponiendo impuestos confiscatorios que han forzado la desconexión de tres reactores en abril de 2025. Esta decisión, liderada por la ministra Teresa Ribera, redujo la capacidad de generación en un momento crítico, dejando al sistema sin respaldo ante un pico de demanda. Los ingenieros de Valladolid son claros: sin las nucleares, que funcionan 24/7 independientemente del clima, España depende de renovables intermitentes y de gas caro, una receta para el desastre.

Las renovables, promocionadas como la panacea por Sánchez, no pueden sostener la red solas. La eólica y la solar dependen del viento y el sol, y sin almacenamiento a gran escala, que España no tiene, son inútiles en momentos de alta demanda o fallos técnicos. Las centrales de gas, la alternativa del Gobierno, son contaminantes, dependen de importaciones y han disparado la factura eléctrica un 60% desde 2018. Mientras Francia refuerza sus nucleares para garantizar estabilidad, Sánchez las demoniza, ignorando que son la fuente más limpia y fiable. Los ingenieros denuncian esta “ceguera ideológica” como una traición a la ciencia y al sentido común.

Un Gobierno de propaganda y excusas

La respuesta de Sánchez al apagón ha sido un insulto a los españoles. En lugar de asumir su fracaso, ha culpado a las nucleares, afirmando que “retrasan la transición ecológica”, y ha presumido de una “recuperación” que no existe. Su discurso, lleno de tópicos verdes, ignora que el apagón es el fruto de su propia política. La falta de un mecanismo de capacidad para mantener operativas las centrales de gas, advertida por la Red Europea de Gestores de Redes en 2023, ha dejado a España sin red de seguridad. Sánchez, sin embargo, prefiere la propaganda a la acción, mientras Ribera evade preguntas y el Gobierno guarda silencio sobre las causas del fallo.

Este apagón no es solo un problema técnico; es una crisis humana. Hospitales funcionando con generadores, ancianos atrapados en ascensores y familias sin calefacción son las víctimas de la ineptitud de Sánchez. Los ingenieros de Valladolid han propuesto soluciones concretas: reactivar las nucleares, invertir en almacenamiento y garantizar la viabilidad del gas. Pero el Gobierno, atrapado en su utopía ecológica, ignora estas recomendaciones, condenando a España a más apagones. La falta de simulacros de crisis, como los realizados en Chile tras un blackout en 2025, evidencia una improvisación que raya en la negligencia.

Los españoles pagan el precio

El apagón ha causado pérdidas económicas de cientos de millones de euros, con comercios cerrados y servicios públicos interrumpidos. La factura eléctrica, ya una de las más altas de Europa, seguirá subiendo mientras España dependa de gas importado y renovables insuficientes. Los ciudadanos, que soportan un mercado laboral precario y una inflación galopante, no merecen un Gobierno que los deje a oscuras. En Valladolid, los ingenieros han lanzado un mensaje claro: “No podemos seguir así. Necesitamos un sistema eléctrico basado en la ciencia, no en la ideología”.

Sánchez debe abandonar su cruzada antinuclear y escuchar a los expertos. Reactivar las nucleares es una prioridad absoluta, junto con un plan de emergencia que incluya simulacros y mejoras en la red. Otros países, como Alemania, han aprendido de sus errores y diversifican sus fuentes energéticas. España, en cambio, está atrapada en la fantasía verde de un presidente que confunde gobernar con hacer campaña. Los ingenieros de Valladolid lo han dicho sin rodeos: “Sánchez nos ha condenado al colapso, y este apagón es solo el principio”.

Un país que exige responsabilidad

El apagón de 2025 es una humillación nacional y un grito de alerta. Los españoles no pueden seguir pagando las consecuencias de un Gobierno que ignora la realidad en favor de titulares. Sánchez debe rendir cuentas por su política antinuclear, que ha dejado a España vulnerable y endeudada. Los ciudadanos, atrapados en el caos, exigen un sistema eléctrico fiable y un liderazgo que ponga sus necesidades por encima de las ambiciones ideológicas del PSOE.

Los ingenieros de Valladolid han hablado, y su mensaje resuena en todo el país: la ciencia debe prevalecer sobre la propaganda. Sánchez no puede seguir cerrando nucleares mientras España se queda sin luz. Este apagón debe marcar un punto de inflexión: o el Gobierno rectifica, o los españoles seguirán en la oscuridad, víctimas de un sanchismo que, con su arrogancia y su incompetencia, ha apagado el futuro del país.

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