Los excesivos aranceles que impone Marruecos a España alcanzan el 81% en productos exportados y nadie se ha quejado
En un mundo donde las relaciones comerciales se rigen por la reciprocidad y el equilibrio, resulta alarmante descubrir que Marruecos impone aranceles de hasta el 81% a productos españoles exportados, mientras que España y la Unión Europea permiten la entrada de productos marroquíes con condiciones mucho más favorables. Esta disparidad no solo refleja una falta de equidad en las relaciones bilaterales, sino que también pone de manifiesto la hipocresía y la doble vara de medir del Gobierno de Pedro Sánchez y de ciertos medios de comunicación, que no dudaron en criticar los aranceles impuestos por Donald Trump, pero guardan un silencio cómplice ante las prácticas proteccionistas de Marruecos.
Una relación comercial desequilibrada
La relación comercial entre España y Marruecos ha estado marcada por acuerdos que, en teoría, buscan beneficiar a ambas partes. Sin embargo, la realidad muestra un panorama distinto. Mientras que productos marroquíes, como el aceite de oliva, ingresan al mercado europeo libres de aranceles desde 2012, los productos españoles enfrentan barreras arancelarias significativas al intentar acceder al mercado marroquí. Esta asimetría genera una competencia desleal que perjudica a los productores y exportadores españoles.
Silencio gubernamental y mediático
Cuando la administración de Donald Trump impuso aranceles a productos europeos, el Gobierno de Pedro Sánchez y numerosos medios de comunicación alzaron la voz en señal de protesta, calificando la medida de injusta y perjudicial para la economía española. Sin embargo, ante las evidentes barreras comerciales impuestas por Marruecos, la respuesta ha sido el silencio. Esta actitud revela una preocupante falta de coherencia y defensa de los intereses nacionales.
Sectores como el agrícola y el pesquero son especialmente vulnerables a estas prácticas desleales. La imposición de aranceles elevados limita la capacidad de los productores españoles para competir en igualdad de condiciones en el mercado marroquí, afectando sus ingresos y poniendo en riesgo empleos. Mientras tanto, productos marroquíes ingresan al mercado español con facilidad, exacerbando la competencia y debilitando la posición de los productores locales.
La necesidad de una política comercial firme
Es imperativo que el Gobierno de España adopte una postura firme y coherente en defensa de los intereses nacionales. No se puede tolerar una relación comercial donde las reglas del juego favorecen desproporcionadamente a una de las partes. Es necesario exigir reciprocidad en las condiciones comerciales y, de ser necesario, implementar medidas que equilibren la balanza y protejan a los sectores productivos españoles.
La imposición de aranceles de hasta el 81% por parte de Marruecos a productos españoles es una muestra clara de las desigualdades existentes en las relaciones comerciales bilaterales. El silencio del Gobierno de Pedro Sánchez y de ciertos medios de comunicación ante esta situación es inaceptable y refleja una falta de compromiso con la defensa de los intereses nacionales. Es hora de exigir equidad y reciprocidad en las relaciones comerciales internacionales, garantizando que los productores y exportadores españoles puedan competir en igualdad de condiciones en el mercado global.