El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arranca el año 2025 con un escenario electoral adverso, según reflejan las encuestas. La tendencia negativa es incluso peor que la registrada en 2024, cuando la debacle en las elecciones municipales y autonómicas obligó al líder socialista a adelantar los comicios generales. Aunque logró mantenerse en el poder gracias al apoyo de los independentistas y al buen resultado del PSC, la situación actual presenta un panorama más complicado para su partido.
La media de encuestas elaborada por Electocracia sitúa al PSOE al borde de caer por debajo del 28 % de intención de voto. El estudio publicado por El Debate, basado en ocho encuestas privadas, confirma esta tendencia a la baja, mientras que El País ha dado la voz de alarma al registrar la peor estimación de voto para el PSOE desde las elecciones. En contraste, el CIS de José Félix Tezanos sigue otorgando a los socialistas una ventaja del 31,8 %, aunque su credibilidad es cuestionada por su conocido sesgo.
La derecha en auge y la izquierda en descomposición
El bloque de la izquierda sufre un importante desgaste, no solo por la caída del PSOE, sino también por la crisis en Sumar. La formación liderada por Yolanda Díaz no logra superar el 6,15 % de apoyo, una cifra muy inferior al 12,33 % obtenido en julio de 2023 cuando contaba con Podemos en su coalición. Por su parte, la formación morada remonta levemente y alcanza entre tres y cuatro escaños con un 4,63 % de intención de voto, aunque la fragmentación en la izquierda sigue debilitando sus opciones.
Mientras tanto, el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo se consolida con una media del 34,04 % de intención de voto, lo que le permitiría alcanzar entre 146 y 148 escaños. Vox, por su parte, también crece y se sitúa en el 14,06 %, lo que le otorgaría entre 43 y 44 diputados. En conjunto, PP y Vox podrían sumar entre 189 y 193 escaños, superando con claridad la barrera de la mayoría absoluta.
Negociaciones y problemas judiciales
El PSOE ha intentado estabilizar la legislatura con acuerdos como el alcanzado con Carles Puigdemont para el decreto ómnibus y la reanudación de las negociaciones bilaterales, lo que ha generado cierto optimismo dentro del partido. Sin embargo, los socialistas esperan ahora un respaldo clave con la aprobación de los Presupuestos de 2025 junto a sus socios de investidura.
En el ámbito judicial, la situación del PSOE se complica. La reciente publicación de mensajes entre Begoña Gómez y la exdirectora de Wakalua, vinculada a Globalia y Air Europa, ha generado controversia, así como las comunicaciones entre la exministra Reyes Maroto y el empresario Víctor de Aldama. Además, la semana pasada el partido sufrió varios reveses judiciales en un solo día, incluyendo la imputación del fiscal general del Estado y la negativa de la jueza a archivar el caso del hermano de Sánchez.
Guerra abierta entre PP y Vox
A pesar del auge electoral de la derecha, la tensión entre el PP y Vox sigue aumentando. Feijóo lanzó una crítica velada a Santiago Abascal durante su discurso ante la Junta Directiva Nacional del PP, señalando que «la oposición de tumbona, de sarao y de dedito levantado» no iba con él. La respuesta de Abascal no tardó en llegar a través de la red social X, donde aseguró que «me echaré en una tumbona solo después de recorrer España y el resto del mundo para que sepan que PP y PSOE han traicionado y estafado a los españoles».
El PP y el PSOE son lo mismo
El crecimiento de Vox plantea un dilema estratégico sobre la posibilidad de un pacto con el PP. Sin embargo, un acuerdo de gobierno entre ambas formaciones podría suponer un lastre para Vox y ser contraproducente para España. A lo largo de los años, PP y PSOE han demostrado ser dos caras de la misma moneda, alternándose en el poder sin introducir cambios estructurales reales. Un pacto entre PP y Vox podría diluir la identidad del partido liderado por Abascal, alejándolo de su discurso rupturista y de regeneración política.
Por el contrario, un pacto de Estado entre PP y PSOE evidenciaría de forma clara para los ciudadanos que ambas formaciones comparten una misma lógica política, alejada de las demandas de regeneración que parte del electorado reclama. Solo así, ante un panorama donde las dos grandes fuerzas políticas se alinearan abiertamente, podría consolidarse un movimiento verdaderamente alternativo que ofrezca una nueva vía para España, alejándose del bipartidismo que ha marcado la historia política reciente del país.