jueves, mayo 15, 2025

El Gran Wyoming critica la especulación inmobiliaria y apoya la okupación mientras acumula 20 inmuebles en Madrid

Hoy, 15 de mayo de 2025, una noticia ha vuelto a poner en el punto de mira al presentador José Miguel Monzón, más conocido como El Gran Wyoming: su patrimonio asciende a casi 20 inmuebles en Madrid, mientras él se dedica a criticar la especulación inmobiliaria y a defender la okupación desde su plataforma mediática en El Intermedio. Este dato, revelado por diversos medios, expone una hipocresía intolerable en un personaje público que se presenta como abanderado de la justicia social, pero que en realidad forma parte de la élite económica que tanto dice rechazar. La contradicción entre su discurso y sus acciones es un insulto a los españoles que luchan por acceder a una vivienda digna, y merece una crítica contundente.

Un patrimonio millonario que contradice su discurso

El Gran Wyoming, con un patrimonio valorado en millones de euros, posee 19 inmuebles en Madrid, concentrados en zonas privilegiadas como Prosperidad, Conde de Orgaz y el centro de la capital. Este imperio inmobiliario, que ha acumulado a lo largo de sus más de tres décadas de carrera televisiva, lo convierte en uno de los propietarios más acaudalados del país. Sin embargo, desde su programa en La Sexta, Wyoming no duda en criticar la especulación inmobiliaria, denunciando a quienes acumulan propiedades mientras los jóvenes no pueden permitirse alquilar un piso. La hipocresía es evidente: mientras él señala con el dedo a los «especuladores», su fortuna inmobiliaria crece, y sus inmuebles, muchos de los cuales están vacíos o destinados a la inversión, contribuyen precisamente al problema que dice combatir.

En un país donde el precio medio del alquiler en Madrid supera los 1.200 euros al mes y el 29% de los jóvenes vive en riesgo de pobreza, según proyecciones históricas, la actitud de Wyoming es una bofetada a la realidad de millones de españoles. Si tan preocupado está por la crisis de la vivienda, ¿por qué no destina parte de sus 19 inmuebles a alquileres sociales o a proyectos que ayuden a los más vulnerables? La respuesta es clara: su discurso no es más que una pose, una fachada de progresismo que le permite mantener su imagen pública mientras vive una vida de privilegios que la mayoría solo puede soñar.

La defensa de la okupación: una hipocresía insostenible

La hipocresía de Wyoming alcanza su punto álgido con su defensa de la okupación, un tema que ha abordado en El Intermedio con una mezcla de ironía y apoyo implícito. Según datos oficiales mencionados en su programa, la okupación afecta al 0,06% de los inmuebles en España, un porcentaje que Wyoming utiliza para minimizar el problema y ridiculizar a quienes lo denuncian. Sin embargo, esta postura es profundamente cínica viniendo de alguien que posee 20 propiedades. ¿Qué diría Wyoming si uno de sus inmuebles en el centro de Madrid fuera okupado? ¿Mantendría su tono irónico mientras ve cómo su patrimonio, construido con el sudor de su trabajo mediático, es ocupado por desconocidos?

La okupación no es un juego ni una solución a la crisis de la vivienda; es un problema real que afecta especialmente a pequeños propietarios, muchos de los cuales dependen del alquiler de su única propiedad para sobrevivir. Mientras Wyoming defiende este fenómeno desde su posición privilegiada, ignora el sufrimiento de quienes ven sus ahorros y su seguridad amenazados. Su discurso, que presenta la okupación como una forma de justicia social, es una burla para las familias que no tienen 20 inmuebles de los que disponer, sino una sola vivienda que representa su estabilidad económica. La hipocresía de Wyoming es insostenible: no se puede abogar por la okupación mientras se acumula un patrimonio multimillonario que lo blinda de cualquier consecuencia.

Un historial de contradicciones y privilegios

La trayectoria de Wyoming está marcada por contradicciones que desmontan su imagen de defensor de los desfavorecidos. En 2013, tuvo que abonar 910.000 euros a Hacienda por irregularidades en su declaración de la renta, un escándalo que él mismo trató de justificar diciendo: «Yo no soy especulador inmobiliario. Gano pasta y lo invierto en España. Es más cómodo llevárselo a un paraíso fiscal». Esta declaración, lejos de exculparlo, pone en evidencia su desconexión con la realidad: para la mayoría de los españoles, «ganar pasta» significa llegar a fin de mes, no acumular 20 inmuebles mientras se evade al fisco. Su excusa de que invertir en España es un acto de patriotismo es risible cuando su fortuna contribuye a la misma especulación que critica en televisión.

Además, Wyoming ha utilizado su plataforma mediática para atacar a quienes cuestionan su patrimonio, respondiendo con ironía a las críticas sobre sus propiedades. En un monólogo reciente, afirmó que «algunos medios publican mi supuesto patrimonio, pero es un patrimonio que fluctúa y se cuenta de 20 en 20», una broma que no hace más que subrayar su arrogancia. Mientras los españoles enfrentan una crisis de vivienda sin precedentes, con alquileres disparados y un acceso a la propiedad cada vez más inalcanzable, Wyoming se permite frivolizar sobre su riqueza, demostrando una falta de empatía que raya en el cinismo.

Una llamada a la coherencia y la responsabilidad

El Gran Wyoming no puede seguir escondiéndose detrás de su imagen de presentador progresista mientras acumula un patrimonio que lo sitúa entre los privilegiados que tanto critica. Si realmente quiere combatir la especulación inmobiliaria, debería empezar por sí mismo: poner sus 20 inmuebles al servicio de los más necesitados, reducir sus alquileres a precios asequibles o donar parte de su fortuna a proyectos sociales. Su defensa de la okupación, mientras vive en una burbuja de riqueza, es un insulto a los españoles que luchan por un techo digno.

Es hora de que personajes públicos como Wyoming asuman la responsabilidad de sus palabras y acciones. La hipocresía de criticar la especulación inmobiliaria mientras se acumulan propiedades millonarias no solo socava su credibilidad, sino que también perpetúa un sistema de desigualdad que dice rechazar. Los españoles merecen coherencia, no discursos vacíos de quienes viven ajenos a sus problemas. Que Wyoming deje de lado su doble moral y actúe con la integridad que exige a los demás; de lo contrario, su legado no será el de un defensor de la justicia social, sino el de un hipócrita que se enriqueció a costa de las contradicciones que nunca quiso enfrentar.

Deja un comentario